jueves, 14 de agosto de 2014

A la sombra de un cubata

Hoy tu pelo sé que peina ya alguna cana,
aunque a la luz de nuestra noche a mi eso nunca me importe.
Será, tal vez, porque sigues encaramada al pedestal en el que un día te puse
o porque no he aprendido todavía
a encontrarte más defectos que los que tú te empeñas en hacer evidentes.

Se me rallaron los discos viejos de tanto oírlos
y de aquella canción que nos gustaba apenas recuerdo ya la letra.
Puede que ya no busque baratas excusas de madrugada para de casualidad ir a verte,
o puede, quizás, que se duerma la mañana
esperando momentos equivocados y amaneceres que no rompieron.

De la mar traicionera me susurra el levante
que de otra mano por sus playas ahora paseas,
mientras que acurrucado a la sombra de mi cubata,
solo yo sé la verdad de las mentiras que me cuenta.

Que por más que tengas quien te atrape la luna,
yo seré el único capaz de bajarte las estrellas,
que hay más y de mayor tamaño,
aunque desde donde pasas las horas no te lo parezca.

Que quise olvidarte siendo yo por ti silencio,
pero tú apareces cuando te da la gana,
nota de guitarra caprichosa,
revolviendo esquemas, retrocediendo el tiempo,
tirando piedras a mi ventana
 y vuelves a ser la niña de la gorra rosa
enloqueciéndome con tu risa tonta,
con imaginarias caricias lejanas.

Sin hablar te he contado tantas cosas
que cuando te tengo delante ya no sé qué decirte.
Me he quedado sin sombra y no tengo para otro trago,
al sol hace calor,
al calor de tu ausencia me quedo helado.

Y no me vengas con que ya no voy a visitarte,
que lo hago a cada instante pese a que solo sea en mis sueños,
lo que pasa es que ya no somos niños, que nos hicimos grandes
y el mundo...
...el mundo se nos quedó pequeño.

Vélez - Málaga / Alcaucín, 13 y 14 de Agosto de 2014