sábado, 6 de diciembre de 2014

Lithium

Te encontré sin quererlo, / Te sueño entre lágrimas,
cuando olvidaba amaneceres, / cuando la noche es oscura
y fui gaviota alzando vuelo, / y soy fantasma penando cargas,
adornando de perlas lo que tal vez no eres. / dibujando de plata lo que me roba la luna.

En el azul de un parpadeo / En las indirectas veladas
hechizaste mi sonrisa una tarde / se rompió la magia de antes
saliendo furtiva al encuentro, / huyendo como niños asustados
encendiéndome como la zarza que arde. / escondiéndonos al vaivén del instante.

Carmín y rosas sobre mi almohada / Espuma y sal en las mejillas,
imaginé cuando supe tu nombre, / el mar me devuelve tu aroma
que se acabe la noche y venga el alba / quiero rimarte porque rimas con poesía,
y que la mañana ilumine lo que tu mirada esconde. / quiero tenerte y te extraño a solas.

Te estoy bebiendo a sorbos cortitos, / Te estoy olvidando a tragos largos,
conociendo de ti lo poco que enseñas, / desprendiéndome de todo lo que fuimos
que ingrata la negra sombra, / que triste la soledad eterna
fría tiniebla que me oculta lo que sueñas. / de los caminos silenciosos por los que huimos.

Confusión y realidad
locura bipolar,
trastorno de la razón
¿a dónde estás?
¿a dónde irás?

Dime ahora ¿quién eres tú?
Si te pierdes, ¿dónde te puedo encontrar?
Necesito litio para vivir,
te escondes y no sé a cuál buscar.

Contigo me quiero perder,
llévame a tu lado una vez más,
párteme el pecho en dos,
sepárame y elige tu mitad.


Alcaucín / Vélez - Málaga, 9 de Octubre / 7 de Diciembre de 2014

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Estado sólido (Materia III)

Gravedad.
Atracción constante que me impide separarme del suelo,
encadenándome inexorablemente a la dura corteza terrestre.
Y en el eje magnético estabas tú.

Me has atraído como si fuésemos imanes,
me has convertido en metal inerte,
y ahora ya no puedo escapar,
no puedo despegarme de ti.

¿Fortuna?
No, para nada.
La suerte para quien la encuentre,
impaciente y solitaria bala en el tambor,
laberinto de sentimientos contradictorios
y, a la salida, el Rubicón nos pillaba de paso, alea jacta est.

¿Solución?
Bueno, quizás.
Tampoco sé muy bien cuál es el problema,
aunque la incógnita ya comienza a despejarse.
Sueña y déjate llevar por el misterio de la noche,
carpe diem y el arrepentimiento será mañana.

Ignoro tu pasado,
pero ahora eres presente.
No importa nada más.
Te oigo y te entiendo.
Y tú a mí,
aunque haya que gritar para escucharnos entre la gente.

Quiero acunar mis labios en tus labios,
y dormirme al exótico tacto de la canela en tu piel,
de kilómetros y cometas pintar el crepúsculo lento,
divagar,
dejarnos llevar por el vaivén envolvente de los astros.

Quiero acostumbrar mis pasos al ritmo de tu andares
y caminar en la misma dirección que dicten nuestros instintos,
enamorarte,
abrirte las puertas que cerré con llave
y que el candado lo pongas donde quieras tú.

Quiero que seamos el terremoto,
placas tectónicas que no dejen de chocar
y, en estado sólido,
convertirnos en uno
cada anochecer.

Alcaucin / Vélez-Málaga, 16 de Agosto, 24 de Septiembre de 2014

jueves, 14 de agosto de 2014

A la sombra de un cubata

Hoy tu pelo sé que peina ya alguna cana,
aunque a la luz de nuestra noche a mi eso nunca me importe.
Será, tal vez, porque sigues encaramada al pedestal en el que un día te puse
o porque no he aprendido todavía
a encontrarte más defectos que los que tú te empeñas en hacer evidentes.

Se me rallaron los discos viejos de tanto oírlos
y de aquella canción que nos gustaba apenas recuerdo ya la letra.
Puede que ya no busque baratas excusas de madrugada para de casualidad ir a verte,
o puede, quizás, que se duerma la mañana
esperando momentos equivocados y amaneceres que no rompieron.

De la mar traicionera me susurra el levante
que de otra mano por sus playas ahora paseas,
mientras que acurrucado a la sombra de mi cubata,
solo yo sé la verdad de las mentiras que me cuenta.

Que por más que tengas quien te atrape la luna,
yo seré el único capaz de bajarte las estrellas,
que hay más y de mayor tamaño,
aunque desde donde pasas las horas no te lo parezca.

Que quise olvidarte siendo yo por ti silencio,
pero tú apareces cuando te da la gana,
nota de guitarra caprichosa,
revolviendo esquemas, retrocediendo el tiempo,
tirando piedras a mi ventana
 y vuelves a ser la niña de la gorra rosa
enloqueciéndome con tu risa tonta,
con imaginarias caricias lejanas.

Sin hablar te he contado tantas cosas
que cuando te tengo delante ya no sé qué decirte.
Me he quedado sin sombra y no tengo para otro trago,
al sol hace calor,
al calor de tu ausencia me quedo helado.

Y no me vengas con que ya no voy a visitarte,
que lo hago a cada instante pese a que solo sea en mis sueños,
lo que pasa es que ya no somos niños, que nos hicimos grandes
y el mundo...
...el mundo se nos quedó pequeño.

Vélez - Málaga / Alcaucín, 13 y 14 de Agosto de 2014

martes, 22 de julio de 2014

Mi princesita

Con plata de luna,
con la sal y la espuma
de una ola en la arena,
con la mar cancionera
quiero hacerte una cuna
pa' dormirte a mi vera.

Con polvo de hadas,
con aire de la mañana
y aroma de primavera,
de soles y estrellas
voy a escribirte una nana
pa' arrullarte con ella.

Y velaré,
por tu sueño velaré
contemplando tu sonrisa.
Y seré
si hace frío, el calor,
si hace calor, la brisa.

Con juncos marineros,
con caracolas y luceros
de la noche serena,
del tallo de una azucena
yo te haré un sonajero
pa' que rías mientras suena.

Aleteo de mariposa,
piel de jazmín y de rosa,
mi pequeña sirena,
cálida luz de vela
que me ilumina la sombra,
mi golondrina que vuela.

Y velaré,
por tu sueño velaré
contemplando tu sonrisa.
Y seré
si hace frío, el calor,
si hace calor, la brisa.

Yo guiaré,
tu camino guiaré,
te llevaré de la manita.
Tú serás
alegría al despertar,
mi niña bonita,
el alba en la oscuridad,
mi brújula al navegar,
serás siempre mi princesita.



Alcaucín / Vélez - Málaga, 21 y 22 de Julio de 2014

martes, 8 de julio de 2014

El último amanecer

    Piérdete una última vez conmigo, por callejones a la luz tenue de una farola mientras maúlla el gato vagabundo a la luna traicionera, mientras la noche todavía es cómplice y aliada, confidente muda de secretos que se diluyeron en el hielo de un cubata, que se esfumaron como humo de tabaco y aroma de vainilla y de coco, palomas que alzaron vuelo al amanecer, hace demasiado tiempo.
     He dejado de mendigar migajas a las puertas del cielo, de pedir limosnas a quien no me debe nada. Han colgado ya el cartel con el que se reserva el derecho de admisión, se ha hecho tarde y San Pedro ha echado el cerrojo. Y yo, torpe iluso despistado, aun me pregunto a qué hora amanece.
     Me lloran gotas de lluvia triste las canales que cuelgan del tejado de tu ausencia, recuerdos de otoños que pasan, nostalgias de primaveras que no llegan. Pero tranquila, princesa, que yo ya he tirado la toalla y he descubierto que se está cómodo aquí, tirado en la lona, como la vencida hoja seca. No me apetece ponerme en pie de nuevo para recibir más golpes en la cara, ni luchar, ni llorar, ni sangrar... no me apetece volver a tenerte cerca.
     Seré jinete que huya hacia el horizonte, sin volver atrás la vista, sin vacilar ni un instante. Dejaré que se extiendan desiertos y llanuras entre nosotros, dejaré que el paso del tiempo borre de una vez mis huellas y cabalgaré solo, cabalgaré libre, sabiendo que tú ya no me esperas.
     Quisiera recorrer caminos nuevos, explorar otros senderos, otras veredas. O, simplemente, aprender a apreciar la belleza de los paisajes que nos rodean. Te deseé tanto que te convertí en mi musa, mi diosa, fuente de inspiración para mi confusa poesía, para mi prosa profana. Ahora ya, sin embargo, roto se queda el misterio, se apagó el embrujo, se nos fue la magia.
     No voy a volver más a salirte al encuentro. No me esperes, que no apareceré en la madrugada, aunque te guardaré, por si llega un día en que lo quieras, alguno de mis besos, el "te quiero" que nunca te dije y unas cuantas lágrimas de mi almohada. Que si me voy no es porque ya no me importes, si me marcho no es porque ya no te quiera, que cada vez que duerma te seguiré soñando, pero ya es hora de poder ser feliz, cada uno a su manera.

Vélez - Málaga, 8 de Julio de 2014

martes, 17 de junio de 2014

Estado gaseoso (Materia II)

Vendaval.
Ráfagas de viento azotando con furia mi cuerpo,
zarandeándome como frágil hoja seca sin rumbo.
Y en el ojo del huracán estabas tú.

Me has barrido como si fuese ceniza,
me has arrastrado como polvo a tu paso,
y ahora ya no puedo recuperar mi forma,
no volveré a ser yo.

¿Destino?
No sé, lo dudo.
Dejé de creer en esas tonterías,
escepticismo forjado a base de escarmiento,
coraza pétrea que me labré a golpe de cincel y martillo,
escudo con el que protegerme de promesas falsas y besos que no daré.

¿Serendipia?
Si, podría ser.
Nunca te busqué y sin embargo ahí estabas,
solo que ahora no es momento para juegos de azar,
desperdicié la poca suerte que me quedaba en la ruleta rusa,
dudo que pueda arriesgarme a más tentaciones vestidas de oportunidad azul.

No sé tu nombre
y te llamo a gritos entre sueños.
No me respondes.
Te alejas despacio sin darte la vuelta.
Sin detenerte.
Sin leer mi rima absurda dibujada en el aire.

Quisiera ser brisa furtiva entrando por tu ventana,
de seda y terciopelo desnuda cada noche recorrerte,
descubrir cada hueco tuyo, cada rincón oculto,
explorar,
perderme entre torbellinos y tornados de morena piel y placer prohibido.

Quiero conocer la magia que se esconde en tu mirada,
en la penumbra de tu alcoba ser el acorde lascivo que quiebre el silencio,
seducirte,
mostrarte el sendero umbrío que conduce a mis secretos,
ser contigo, morir en ti.

Quiero ser el aliento,
el suspiro y la exhalación
y, en estado gaseoso,
al calor de tu cielo
junto a ti ascender.


Alcaucín / Vélez - Málaga, 17 de Junio de 2014

miércoles, 11 de junio de 2014

Naturaleza muerta

Cerré los ojos y vi tu luz,
abrí las manos y tocarte quise,
mientras ululaba ante mí la brisa
del sepulcro frío proveniente,
entre las tumbas sin nombre
cubiertas de hiedras marchitas.

Quebróseme la voz y gritar no pude,
apretábase con fuerza el nudo a mi garganta
y, abandonándome a la derrota,
me encomendé al destino,
viéndote marchar entre penumbras,
adentrándote en la sombra.

Esquirlas de cristal parían mis ojos,
la noche se hizo mi amiga, mi compañera,
no pude seguirte allí donde te fuiste,
dejé que me cubriesen las zarzas y las enredaderas
y, convirtiéndome en estatua muda y ausente,
morí por tu partida, pagando mi condena.

Alas negras las de los cuervos
que sobre mis brazos sus nidos tejían,
fueron mis orificios lúgubres moradas
para las alimañas, gusanos y culebras
y, siendo ya mis piernas meras raíces inmóviles,
pasé a ser el guardián de la sombría cripta,
el amante eterno, la impasible naturaleza muerta.
Aquí te esperaré ahora y por siempre,
vestigio triste del enamorado a tus puertas.

Alcaucín, 10 y 11 de Junio de 2014

lunes, 9 de junio de 2014

Estado líquido (Materia I)

Maremoto.
Olas rompiendo en la boca del estómago,
provocando tsunamis que se elevan hasta la garganta.
Y en el epicentro estabas tú.

Has desatado la tormenta y la lluvia,
has agitado los océanos sin quererlo,
y ahora ya no habrá calma,
no habrá donde guarecerse.

¿Casualidad?
No sé, tal vez.
Cruce de miradas furtivas,
cómplices entre el murmullo mundanal,
silencio armónico rompiendo el ruido perturbador,
abriendo brecha en la amalgama de ecos depravados que nos envuelve.

¿Deja vú?
Es posible.
Creo que esto ya lo viví una vez,
pero no salió como yo esperaba,
porque tengo la manía tonta de esperar siempre demasiado,
de levantar castillos de naipes en equilibrio sobre la punta cruel de un alfiler.

No te conozco
y ya sé cómo eres.
No eres como las demás.
Simplemente, eres tú.
Y te estaba esperando,
aunque has tardado más de lo previsto.

Ahora quiero desnudar caricias sobre el frío mármol blanco,
de entre las hojas secas rescatar la flor que aun pueda renacer,
tejer capullos y experimentar la metamorfosis,
evolucionar,
avanzar en la dirección que marquen tus pasos.

Quiero descifrar el secreto de tu sonrisa misteriosa
y, entre tinieblas, susurrar versos prohibidos a tu oído,
pervertirte,
arrastrarte hasta mi rincón sombrío
y que ni la luna ni el alba nos molesten.

Quiero convertirme en agua,
ser la gota y la corriente
y, en estado líquido,
en el mar de tus pupilas,
diluirme en ti.


Vélez - Málaga, 9 de Junio de 2014

martes, 3 de junio de 2014

Redención

Me dejaste con la boca cerrada,
a mí, que siempre tengo respuesta para todo,
cuando me recordaste los errores del pasado
y no supe replicarte porque no había excusa posible.

No puedo darle marcha atrás al calendario,
ni hacer que las manecillas del reloj giren a la contra,
aunque te garantizo que me encantaría conseguirlo,
que ojalá fuese capaz de arreglar lo que dejé roto.

Me convertí en fugitivo cobarde huyendo de mis fantasmas,
Juan Sin Tierra ni hogar al que regresar,
jinete solitario atravesando desiertos a galope tendido,
Campeador en el destierro sin espada ni ejército, arrepentido.

Han ido cayendo los años como las hojas secas en el otoño
y he regresado con mis harapos rotos de polvo cubiertos,
el camino fue duro y largo,
eterno tal vez podrían decir algunos,
ahora tan solo quiero descansar junto a ti,
volverte a contar secretos a la luz de una vela,
a media voz oír de nuevo los tuyos,
reírnos como idiotas de las tonterías que nos hacían tanta gracia,
pese a que no la tuviesen,
ser tú y yo,
como éramos ayer.

Igual ya no es momento para esas payasadas,
puede que, como tú dices,
nos hayamos vuelto viejos y aburridos,
¿quién sabe?
Sin embargo, yo quisiera tocar cada tarde a tu puerta,
brindar por mañanas que no se han escrito todavía,
que el alcohol cicatrice las heridas antiguas
y, así, ebrios y con los sentidos alterados,
dedicarle a la luna en la madrugada
danzas guerreras y bailes prohibidos,
sin miedo,
sin vergüenza.

Quisiera redimir mi culpa y empezar de cero,
quisiera plantar otro rosal,
quisiera recuperar el tiempo perdido,
pero lo único que se me ocurre es pedirte perdón.
Quisiera retomar el sendero, sin equivocarme,
pero la elección no es mía,
decide tú por mí.

Alcaucín / Vélez - Málaga, 3 de Junio de 2014

viernes, 30 de mayo de 2014

Lacrymossa

Me arranqué el corazón del pecho para que no me doliera
y lo guardé en una cajita en mi desván de esperanzas rotas,
junto a las promesa que nos hicimos o que imaginamos,
al lado de mi colección de besos por darte.

En la niebla espesa de mis silencios me di el capricho de perderme
y deambulé a tientas por los oníricos senderos que me trazaba el destino,
durmiente sonámbulo soñándote cada noche sin quererlo,
forjador de calladas ilusiones ocultas a tu mirada.

Te busqué por bosques antiguos y arboledas milenarias,
sabias sus cortezas, profundas sus raíces ancladas a la tierra,
y te perseguí creyéndote ninfa fugitiva y huidiza,
dríade juguetona de cautivadora belleza.

Corrí detrás tuyo queriendo darte caza,
rastreando con esmero cada una de tus huellas,
pero tú, mimética y burlona,
te escondías cada vez que pasaba cerca.

Te perdiste antes de que pudiera atraparte,
desapareciste ocultándote entre helechos y malezas,
mudo quedó el bosque,
muda mi guitarra y mi pluma de poeta,
muda la mañana,
muda la sombra, muda mi pena.

Ahora despierto cada noche entre lágrimas,
gritándole tu nombre a las paredes calladas de mi alcoba vieja,
se perlan mis mejillas de nostalgias saladas
al recordar que lo que antes fue verde ahora son hojas secas,
que no soy el guerrero de la armadura plateada,
que no eres xana que me acariciará mientras duerma,
por eso lloro solo y a oscuras,
lloro amargura,
lloro poemas.

Vélez - Málaga, 30 de Mayo de 2014

jueves, 15 de mayo de 2014

La chica de las canciones

Me he quedado sin tema de conversación
porque creo que ya te lo he dicho todo,
que quieras enterarte o no, eso ya es cosa tuya,
aunque a buen entendedor, mi poesía es la que sobra.

Me empeñe en arrancarle estrellas a la madrugada
para prenderlas en tu trenza morena,
hoy en cambio me alumbro con una cerilla apagada
y me caliento arrojando nostalgias a mi hoguera.

Fuiste amanecer luminoso y noche embrujada,
luz del alba y yo príncipe de la tiniebla,
pero nos convertimos en islas que se alejaban,
planetas errantes en órbitas imperfectas.

Ya no tiro piedras a tu ventana
ni seré yo el que golpee más a tu puerta,
aquí me quedaré viendo pasar las tardes
mientras fuera seguirán lloviendo penas.

Pero puede que tal vez uno de esos días que tengo tontos,
me pille con la inspiración más excitada de la cuenta
y, a lo mejor de nuevo, ¿quién sabe?
me de por escribirte alguna de mis chorradas de falso poeta.

Y si lo hago, donde tenga que constar que conste
que esa no será la primera
y pon también que no lo haré rimando
porque ya me aburren las rimas si no son sinceras.

A cambio, te enviaré flores si lo creo conveniente,
te soñaré cada noche si así se me antoja
y a la luna le pondré tu nombre,
para que te ilumine el camino cuando andes a solas.

Te esconderé besos en mis versos camuflados,
te mandaré "te quieros" silenciosos en cada estrofa,
claves secretas para que las descifres si te apetece,
mensajes entre lineas que puedas leer si te da la gana, si te importan.

Trataré, aunque me cueste conseguirlo,
alejarme de los tópicos clásicos y la épica típica,
que ya está todo demasiado visto y manido
y me hastía repetir las mismas métricas, las mismas líricas.

Me he cansado de hablar de tu pelo negro,
se hace pesado seguir recordando el mar azul,
ya no sé muy bien que más contarte ahora que has comprendido
que la chica de mis canciones siempre fuiste tú.

Alcaucín / Vélez - Málaga, 14 y 15 de Mayo de 2014

viernes, 9 de mayo de 2014

Azul Profundo

No recuerdo haber estado nunca con ella junto al mar, pero el mar siempre me recuerda su nombre. Olas suicidas que rompen contra las rocas impregnando mis sentidos de sal y de espuma, de mar, de ella. Un azul infinito y profundo que me evoca lo profundo de su mirada, que no era azul, que era negra. Y su pelo. Su pelo, como su mirada, que tampoco era azul, que también olía a espuma y a sal, a mar, porque el mar me huele a ella.
            Y yo, que no soy del mar, que jamás fui capaz de aprender a nadar porque le tengo miedo al agua, me creo marinero valiente luchando contra tempestades y temporales sobre mi navío altanero, arriando velas y lanzando cabos, surcando océanos de calamidades a ciegas, sin catalejos ni cartas de navegación, sin compás ni rosa de los vientos. A ella la sueño sirena, que me engatusa con su canto lastimero y triste obligándome a dar golpe de timón en dirección a aguas someras, haciéndome encallar, volviéndome loco.
            Hoy es Abril, creo. No estoy del todo seguro. Nunca me gustó contar los meses porque hace que corran demasiado los años y a los días de la semana les cambio los nombres y los apellidos, pues de antiguos dioses y planetas que giran ya está casi todo dicho. Y si, corren. Vaya que si corren. Ya hace más de diez, creo que va para once, que se perdió el momento. Su camino y el mío se separaron para siempre y, aunque nos hemos vuelto a ver en algunas ocasiones, ya nada volvió a ser como antes. Porque antes fue hace mucho tiempo, antes fue hace muchos años.
            Antes rompíamos las tardes a golpes de chocar de vasos o de bolas de billar impactando unas contra otras. Antes silbaban las saetas volando hacia una diana clavada en la pared. Antes imaginábamos el mundo pintando trazos de colores en una pizarra que parecía que no se acabaría nunca. Antes soñar era gratis. Antes eras tú. Antes me sonreías. Antes yo te amé. Antes te creí eterna. Antes imaginaba que el amanecer duraría siempre y no me di cuenta de que se estaba haciendo de noche. Antes pude, o mejor dicho, debí hacerte mía, pero no lo hice. Antes ya no es hoy.
            Hoy yo estoy otra vez sentado en la playa, con los pies descalzos y mis viejos vaqueros rotos arremangados por encima de las pantorrillas, la guitarra muda en mi regazo y un cigarrillo sin encender entre mis labios resecos. Y solo. Oyendo al mar. Hablándole otra vez de ti sin poder hablarle de nosotros.
            Tú dejaste de ser la niña de la gorra rosa que a veces venía a hacerme la cena porque yo era incapaz de entrar en la cocina sin formar algún desaguisado, la que dormía en mi cama cuando se te hacía tarde para volver a la tuya. Yo colgué mis sueños en un perchero en el cielo, tan altos que no pude desengancharlos. Ahora tú cocinas para dos, pero yo no pruebo bocado. En vez de eso, me dedico a intentar robar estrellas para ver cual de ellas era la percha, mas cuando las atrapo entre mis manos me doy cuenta de que los pies no me alcanzan.
            Me callé como un cobarde, pensando que era lo correcto. No quise herirte, no quise hacerte daño. Perdóname si crees que te lo hice con el silencio, o perdóname por no habértelo hecho. Supuse que lo mejor sería huir hacia delante, dejar que la vida nos pusiera a cada uno en nuestro sitio. Y erré. Porque mi sitio era contigo. El sitio era nuestro.
            Dejé que te marcharas y alzaras el vuelo y, sin saber de ti, fui muriendo un poquito cada día, viendo como pasaban las estaciones, creyendo que te estaba olvidando cuando en realidad no era cierto. Levanté muros a mi alrededor para protegerme de los fantasmas del pasado, torres y almenas donde poderme guarecer y bastiones desde los que organizar mi defensa, pero todo se me vino abajo cuando sin previo aviso reapareciste de repente susurrando un saludo estúpido a mi espalda. Como frágil cristal de Bohemia se me quebró el alma y se me desplomaron los muros, cayeron las torres y las almenas y mi bastión quedó reducido a ruinas y escombros humeantes, cenizas del ayer. Fuiste el terremoto y yo el epicentro y se me tambalearon todos los esquemas.
            Por culpa tuya me he convertido en contrabandista de pasiones ocultas, mendigándote limosnas a escondidas en forma de besos que nunca llegaron. He querido traficar con sentimientos y, rompiendo la primera máxima de todo buen camello que se precie, me he acabado volviendo yonqui desesperado por poderme chutar un pico de ti. He pisoteado las rosas que yo mismo planté y que tanto tiempo me costó hacer que florecieran, arrancándolas de sus tallos sin importarme las heridas que me provocaban sus espinas afiladas en mis manos torpes y, regando la tierra con mi sangre, me he maldecido a mí mismo por el daño causado. He querido seducirte y ser Don Juan hablándote de lunas y orillas, pero tú, como perfecta y recatada Doña Inés, nunca has querido ponérmelo nada fácil. Incluso ha habido veces en las que he estado dispuesto a pegarle fuego a todo cuanto me rodeaba y salir corriendo sin mirar atrás, solo con la idea de poder apagar mi llama en ti. Luego se me han pasado las ganas y he preferido darme una ducha de agua fría. Me he arrastrado tantas veces hasta tu puerta que he llegado a quedarme sin zapatos, aunque en realidad no me importa mucho, es más, creo que me gusta andar descalzo.
            Y aquí estoy, descalzo en la playa. La tarde va muriendo lentamente, pero aún es pronto. El sol empieza a buscar cobijo en el horizonte y la humedad me embriaga mientras la marea va subiendo poco a poco. Intento arrancarle algún acorde a la tabla muerta, sin éxito. Nunca fui buen músico y sé que de ilusiones no se vive. Me decido a encender por fin mi cigarrillo, aparto el instrumento y me dejo caer hacia atrás reposando mi cabeza sobre mi antebrazo. Contemplo las nubes trazando oníricos dibujos picassianos al tiempo que emboto mis pulmones de nicotina y alquitrán. Exhalo lentamente una tenue humareda que se eleva cual cometa ansiosa de libertad hacia lo más alto. Entorno los ojos antes de que la leve brisa del levante me arranque una lágrima, dejando que el cigarro se consuma entre mis dedos. Y así, con mis párpados fuertemente apretados, entre tinieblas, te veo una vez más bailando a la luz de la luna, seduciéndome, arrebatándome la poca cordura que me queda. Repaso una a una cada ocasión que tuve para escupirte a la cara lo que luego descubrí que me estaba haciendo tanto daño por dentro y enumero simultáneamente las razones por las que no lo hice.
Éramos niños jugando a ser mayores, creyéndonos saberlo todo cuando en realidad no sabíamos nada. Nada de nada. Nada sobre nada. Éramos tan jóvenes. Tan inocentes. Tan idiotas.
            Ahora ya no somos niños, desde luego, y quizás el problema ya no sea el hecho de no saber nada, sino el de saber demasiado. Saber, por ejemplo, que las cosas pasan cuando tienen que pasar y que si no pasan, seguramente será por alguna razón, por algún designio divino, porque el destino así lo ha dispuesto o porque el momento no era ese. Es entonces cuando pienso que si aquel no era el momento, igual todavía quede un leve atisbo de esperanza, que es posible que nuestro cuando o nuestro donde todavía no se haya producido, que puede que se nos conceda aún una última oportunidad.  Y es entonces cuando el cigarro me quema los dedos.
Abro los ojos, doy un manotazo y aparto la colilla tirándola lejos, dándome de bruces con la realidad, siendo consciente de que lo que no fue ya no será. Que por mucho que intentemos forzar las cosas, ya no volveremos a sentir aquellas sensaciones. No volveremos a reírnos de las tonterías que antes nos hacían tanta gracia. No volveremos a emocionarnos oyendo aquella canción que hicimos nuestra o a hacer el payaso por callejuelas a oscuras en la madrugada, regresando a casa borrachos con los pies cansados y el corazón rebosante de alegría. No volveremos a coger el coche sin un rumbo predefinido, perdiéndonos sin saber a dónde llevan los caminos. No volveremos a preparar juntos la cena ni a jugarnos la ronda en una partida. No volverás a soñar en mi almohada y yo no volveré a pasar la noche en vela al lado tuyo preguntándome cómo sería acariciar tu piel desnuda. No volveremos a ser lo que fuimos, porque no se puede volver atrás.
            El sol ya casi se ha puesto, sangriento ocaso que tiñe el cielo de malva. Empieza a hacer fresco y a lo lejos se oye el monótono graznido de las gaviotas. Me miro los dedos, donde el cigarro me ha quemado. Se ha comenzado a formar una pequeña ampolla y me los froto una contra el otro, mitigando el dolor, como si no hubiera cosas que duelan más que eso. Me llevo la mano al pecho y me doy cuenta de que no me queda tabaco, otra cosa más que me recuerda a ti, que una vez me pediste candela y, desde aquel instante, yo quise ser siempre quien te calentara la cama.
            La marea sigue subiendo y se me están empezando a mojar los pies, pero no voy a apartarme. Aquí estoy a gusto. Me encanta la sensación de sentir el mar rompiendo contra mi cuerpo, como si yo fuera la roca, como si el mar fueras tú, humedad apagando mi hoguera, eterna lucha de elementos condenados a entenderse, a necesitarse el uno al otro, a coexistir. Vaivén constante de la naturaleza muerta. Sentimientos vivos a flor de piel.
            Comienza a oscurecer y Venus ya brilla en la lejanía. Júpiter desde aquí no puede verse y la luna, burlona y juguetona, esconde sus rayos de fría plata entre jirones de nubes de algodón de feria. El rugir del mar parece aumentar su volumen mientras me contempla solo en la playa, él a mi y no yo a él, embraveciéndose sabiendo que tú no llegas. Yo, sin embargo, no desespero, me siento sosegado y tranquilo. Ya te conozco lo suficiente y sé que te harás de rogar. Estoy acostumbrado a esperarte, incluso a que no vengas. Sé como eres y eso me gusta, aunque a veces me ponga de mala leche. Prefiero pensar que no lo haces a posta, y si lo haces, también me da igual. Pero el mar eso no lo entiende. Él sólo sabe que ya se ha hecho tarde, que ya es de noche, que este puede ser el momento y se nos está volviendo a escapar. Yo pienso diferente. Para mí, tarde se hizo hace tiempo y el momento bueno podría ser cualquiera. Si tardas, te seguiré esperando. Si no vienes, ya iré yo a buscarte otro día. Mientras puede que siga fumando solo, si es que encuentro tabaco. O tal vez vuelva a intentar aprender a tocar de una vez por todas la guitarra. Incluso es posible que me apunte a clases de natación, aunque sea viejo ya para esas cosas. En fin, también soy viejo para soñar y aun así, te sigo soñando.
            Te sueño desnuda cada anochecer entre mis sábanas blancas. Sueño que despiertas a mi lado cuando llega la aurora. Quisiera vivir siempre en tu boca, morar en tu cuerpo, habitar en ti. Y si me llega la hora y he de morir, que sea así también, contigo. Soy incapaz de imaginar un mañana en el que tú no estés.
            El mar ruge con toda su fuerza y luego se serena, se calma. En la distancia se oye el ruido del motor de un coche aproximándose y unas luces cálidas iluminan la playa. Mi cuerpo proyecta su alargada sombra en la orilla y la guitarra desdibuja su silueta deformada sobre la arena. El sonido del motor se silencia, enmudece, se apagan las luces, se abre una puerta que luego no se cierra, pasos acercándose y las olas ya no rompen contra mi piel mojada. Se han quedado quietas, tranquilas y expectantes, esperando a  ver qué pasa.
            Yo permanezco inmóvil, oyendo como poco a poco vas llegando hasta mí, imaginando tu caminar grácil y lento, el bamboleo perturbador de tus caderas, tu pelo meciéndose en la brisa nocturna, tu pecho de paloma agitándose con tu respiración entrecortada. Me pregunto cómo vendrás vestida. Tal vez lleves esos vaqueros ajustados que tanto me gustan y alguna camiseta desenfadada o puede que te hayas decidido por algo más acorde y hayas sacado de tu armario uno de esos vestidos que, aunque no lo necesites, realzan tus curvas de mujer perfectas. Me pregunto si traerás tacones o zapatillas de deporte y también si te habrás arreglado para la ocasión, si te habrás maquillado en exceso o si habrás preferido mostrarte tal y como eres, bella en todo tu esplendor, sin artificios ni añadidos falsos. Me pregunto si te habrás puesto aquel perfume que solías usar hace tiempo, el que olía a coco y a vainilla y que era imposible hacer desaparecer de la ropa que te prestaba. Me pregunto tantas cosas, que me cuesta darme la vuelta.
            Me pregunto si estaremos haciendo lo correcto. Me pregunto qué es lo que va a pasar ahora. Me pregunto si realmente será esto con lo que tanto hemos estado soñando.
            Tus pasos se detienen tras de mí. El mar sigue en calma, un estanque de un infinito azul profundo. Yo siento el calor de tu mano posándose con delicadeza sobre mi hombro. Tomo aire y entorno los ojos.
            El momento es ahora.

Vélez - Málaga, 23 a 27 de Marzo de 2014
(Relato presentado a la XV Edición Certamen Relatos Cortos
"La Aventura de Escribir" de Nerja)

sábado, 26 de abril de 2014

Calle del Olvido

No daba el presupuesto para un chalet en la costa
y me compré un ático en el centro,
amplio, soleado y espacioso,
pero sin vistas al mar.

No le cuentes a nadie que yo
amueblé cada habitación de recuerdos de ti,
decorando rinconcitos en tu honor
y pintando las paredes de soledad.

Estoy pagando en cuotas de nostalgia
y cómodos plazos de desilusión
deudas que no me dejan llegar a fin de mes
por hipotecar un corazón.

Me dediqué a ahorrar en palabras
invirtiendo en fondos de variable interés,
versos en una cuenta corriente al descubierto,
caricias a plazo fijo que no rodaron por tu piel.

Calle del Amor, Calle del Dolor, Calle del Olvido,
donde cada noche me llueven gotitas de ti.
Quise decirte hola y fue un adiós,
dime dónde te has metido,
por qué esquina te vieron huir.
Busco tu mirada, sueño con tu olor
y no sé si te has perdido,
pero en el silencio te oigo reír. 
Aceras mojadas, fachadas sin color,
por querer ser residente soy mendigo
hambriento de los besos que nunca te di.
Se pasó el tiempo y la ocasión,
de ser amantes nos quedamos en amigos
y ahora extraño lo que perdí.
Par de tontos por no hablar,
necios por callar,
idiotas por mentir.

Alcaucín / Vélez - Málaga, 26 de Abril de 2014

martes, 22 de abril de 2014

Cuando se apaga la luz (Adiós, princesa, adiós)

No quiero adivinar
si eres o no feliz,
ya no puedo soñar,
solo intento dormir.

Lágrimas en una canción,
gotas de soledad,
mientras distraído yo
escribo tu nombre en el cristal.

No prenderé otra vez
estrellas en tu balcón,
rosas que no cortaré
besos que no visitarán tu colchón.

Adiós, princesa, adiós,
no habrá un nuevo amanecer
y me despido de vos.
Comprendí que no seré
fuego en tu corazón
ni brisa sobre tu piel.
Adiós, princesa, adiós,
ya no te buscaré,
ya no te esperaré.

Mis pasos me llevarán
ahora lejos de ti,
palomas que no volarán,
secretos que no vamos a descubrir.

Bailarines en un salón
a ciegas queriendo danzar,
almas cautivas en su prisión
condenadas a la oscuridad.

No volveré a ser
poeta tonto por vocación,
"te quieros" que no cantaré,
poesías muertas en un cajón.

Adiós, princesa, adiós,
no habrá un nuevo amanecer
y me despido de vos.
Comprendí que no seré
fuego en tu corazón
ni brisa sobre tu piel.
Adiós, princesa, adiós,
ya no te buscaré,
ya no te esperaré.

Me marcho ya,
no habrá más tú y yo,
se acabaron los yo y tú,
pero te vuelvo a recordar
a solas en mi habitación
cuando se apaga la luz.

Alcaucín / Vélez - Málaga, 22 de Abril de 2014

Ritual

Me postré ante la cruz y la maldije,
justicia clamé alzando los brazos
mientras brotaba impía la sangre
de los estigmas del pasado.

Le prendí velas al Mal,
en secreto hice oscuros pactos,
y, vendiendo mi alma como mercancía barata,
crucé el Rubicón sin armas y desalmado.

Me entregué a los placeres prohibidos,
yaciendo sobre pentagramas y oráculos,
desaté la lujuria y fui ángel caído,
sirviente del averno y apóstol renegado.

Sobre el altar esparcí las entrañas
de los animales muertos y mutilados
y allí llevé a cabo el macabro ritual,
mancillando el lugar sagrado.

Desangrábanse llorando las estatuas
de las vírgenes de frío mármol
y al mirarlas comprendí
que el momento había llegado.

Temblaron los muros y las paredes
de aquel sitio santo profanado,
se quebró la cruz, partiose el altar
y yo por siempre quedé condenado.

Velez-Malaga / Alcaucín, 1 y 2 de Abril de 2014

lunes, 7 de abril de 2014

El llanto de la banshee

De mis manos dejé caer la espada
mientras clavaba las rodillas en la tierra.
Bañábase el páramo de luz plateada
pariendo sombras fugitivas y siluetas siniestras.

Gélido frío fue el que recorrió mi espalda,
el viento arrastraba una voz lastimera,
llanto lúgubre que me anunciaba
con certeza que mi hora estaba cerca.

Sin quererlo derramé mis lágrimas saladas
al tiempo que apretaba mis heridas con fuerza
queriendo contener la sangre que se me escapaba
y oyendo a lo lejos el canto de la lavandera. 

Los cuervos alzaron el vuelo,
exhalé un último suspiro helado,
empezó a llover en señal de duelo
por el guerrero caído, por el héroe derrotado.

Sentí como me abandonaba la vida,
dejé de respirar, se me secaron las venas
y aquí, olvidado, yazco ahora inerte,
furiosa clama la banshee de pena.



La banshee - o lavandera - es un ser procedente del folklore celta
a medio camino entre un hada y  un alma en pena
Cuenta la leyenda, que oír su lamento durante la noche es augurio de la muerte próxima de
un ser querido o incluso de la propia.
Alcaucín, 1 de Abril de 2014

viernes, 4 de abril de 2014

Aprendiz

Aprendí a amarte sin tenerte,
a decirte te quiero sin hablarte,
aprendí a besarte en sueños,
a hacerte mía sin tocarte.

Aprendí a valorar la importancia de lo efímero,
a respetar los silencios necesarios,
aprendí a administrar las distancias y las esperas,
a disfrutar de los cigarros y las copas en solitario.

Me conformé con sostener hogueras en precario equilibrio,
ascuas de rama de olivo para calentar la caldera
y me hice titiritero loco y psicópata de feria,
manejando marionetas con alambre de afilado espino.

Por un tiempo me sentí carpintero inspirado,
Geppetto dando forma a mis sueños.
Hoy, sin embargo, me siento Pinocchio,
con mi nariz cual mástil de navío guerrero.

Fui Van Gogh con una Polaroid delante del espejo,
flash desactivado y navaja de Albacete en el lavabo,
por si se me olvida algo poder arreglarlo luego,
pues ya bastantes cosas tengo rotas y sin apaño.

Hice canciones con mi vieja guitarra rota,
la que nunca fui capaz de enseñarme a tocar,
y compuse estúpidos versos y almibaradas rimas
creyéndome poeta, imaginándome juglar.

Probé suerte como domador de peluches,
aunque era más divertido cuando había que huir de panteras y leonas.
El látigo no recuerdo muy bien donde lo he dejado,
pero la jaula se me está haciendo grande de narices.

Creo que me estoy repitiendo,
porque de mi nariz ya he hablado,
tal vez no sea la jaula lo único que me está quedando grande,
mejor será ir acabando.

O mejor será cambiar de camello,
porque esto que me ha traído hoy es muy raro...

Alcaucín / Vélez - Málaga, 6, 7 y 8 de Marzo de 2014

miércoles, 19 de marzo de 2014

Vengo con tres heridas

Ahora que la luz se nos apagó
y que a tientas nuestros corazones caminan,
he comprendido que el amor es una flor
que crece entre zarzas y espinas.

Me arañé la piel buscando quimeras,
de cicatrices llevo el alma tatuada
y a verte vengo con tres heridas
que cubren mi pecho de malva.

La primera es la que más duele, por perderte. 
Por no olvidarte, la segunda es la que sangra. 
Y la tercera es la que no se cerrará nunca,
por amarte aún en la distancia.

Te sigo descalzo entre pedregales
tras un rastro de simples migajas
y por aferrarme a clavos ardiendo,
las manos ya tengo cubiertas de llagas.

Pero no te preocupes que a mí no me importa.
Yo ya me he acostumbrado a este dolor,
a gritar cuando estoy solo tu nombre,
a callarme cuando estamos juntos los dos.
Con lágrimas saladas estoy regando el desierto
para que no se seque, para que no se marchite nuestra flor.


Vélez - Málaga, 19 de Marzo de 2014

miércoles, 12 de marzo de 2014

Bipolar (Tengo días...)

Tengo días en los que me levanto con el pié izquierdo,
cosa rara, porque duermo en el lado derecho de la cama.
Días tontos, días de paranoia absurda y de histeria particular.
Días en los que me siento barbero demente o degollador aficionado.

Tengo días en los que dibujo arco iris con acuarelas,
días en los que escribo estrofas con palitos de algodón de azúcar,
o días en los que le arranco a la guitarra soniquetes empalagosos,
días de azul pastel, de romanticismo edulcorado.

Tengo días en los que me tropiezo con montañas,
normalmente, cuando voy buscando piedras,
ya que ellas a verme no vienen nunca
y, como todos tenemos un puntito masoca, a mí me gusta caerme.

Tengo días en los que le canto a la mar embravecida,
recordando tu nombre en cada ola que rompe contra las rocas,
días de lágrimas saladas sobre la arena caliente,
días de recuerdos, de nostalgias absurdas por algo que nunca fue mío.

Tengo días en los que me da por buscar gatos negros,
para cruzarme con ellos, principalmente,
o por esperar comiendo pipas a ver si alguien pinta una fachada,
para echarme una carrera por debajo de la escalera.

Tengo días cortos como aleteos de mariposa en primavera,
días largos que más que días me parecen años,
tengo días en los que el tiempo se me escapa como agua de las manos,
días en los que quisiera que el reloj girase en sentido contrario.

Tengo días en los que me creo Prometeo encadenado,
días en los que te veo como águila rapaz y furiosa,
tengo días de lóbrego tormento, de cólera silenciosa,
días de añoranzas y pesares, días de luz, días de sombra.

Tengo días que no son días,
días que son noches oscuras, madrugadas de barra de bar.
Tengo días en los que muero y luego resucito,
días en los que caigo para volverme a levantar.
Y sin embargo, aquí estoy, sigo vivo.
Tal vez algo loco, puede que un poquito bipolar.

Vélez - Málaga, 12 de Marzo de 2014


sábado, 8 de marzo de 2014

Hijos de un mismo dios (Parte II)

Perdidos en el tiempo,
tu recuerdo estaba enterrado,
no esperaba
volverte a encontrar.

Tu mirada
sobre mí se ha clavado
y me siento
frágil como el cristal.

Hace tanto
que creía haberte olvidado
que no sé cómo
empezarte a hablar.

Llena mi mente
de añoranzas del pasado,
me lamento
por haberte dejado pasar.

No sé cuanto
tu vida habrá cambiado,
pero la mía
es tan distinta ya.

La negra noche
sobre mí se ha instalado
y perdido
vago en la oscuridad.

Y ahora ya no hay marcha atrás,
ya no hay vuelta de hoja,
no somos lo que fuimos ya,
tú no eres la luz, yo no soy la sombra,
no somos cometas que volar,
no soy el tallo ni tú la rosa,
es tarde ya para soñar,
ya no eres la montaña ni yo la roca,
ya no soy la ola en el mar
ni tú la piedra contra la que rompa,
no eres fuego que quema al tocar
ni yo la ardiente llama roja,
hijos de un mismo dios que van
en direcciones opuestas una a la otra.

Alcaucín, 5 de Julio de 2010

miércoles, 5 de marzo de 2014

Solo en la oscuridad

Madrugada negra,
fría niebla,
estrellas sin querer brillar.

Entre sombras,
la silueta
del que se prefiere ocultar. 

Dolor y pena,
pagando condena,
desde su torre vigila al mar.

Manos que tiemblan,
cuando anhela
poderla  acariciar.

Rencor eterno
y un lamento,
fiel reflejo de su desesperación,
rompe el silencio
cuando la vuelve a recordar.

¡Viento!
Dime ahora ¿dónde está?
Dime si no volverá.
¡Luna!
Consuelame en mi soledad,
quiero volver a soñar
con amarla una vez más.
¡Noche!
En ti me quiero refugiar,
deja que pueda llorar
solo en la oscuridad.


Amarga espera,
en la arena
espejismos de realidad.

Calma serena
imaginándola a ella,
viéndola bailar.

En tinieblas
se atormenta
por haberla dejado marchar.

Rencor eterno
y un lamento,
fiel reflejo de su desesperación,
rompe el silencio
cuando la vuelve a recordar. 

¡Viento! 
Dime ahora ¿dónde está? 
Dime si no volverá. 
¡Luna!
Consuélame en mi soledad,
quiero volver a soñar
con amarla una vez más. 
¡Noche!
En ti me quiero refugiar,
deja que pueda llorar
solo en la oscuridad. 

Vélez - Málaga, 3 y 5 de Marzo de 2014

martes, 4 de marzo de 2014

Siempre

En la oscuridad
he navegado tanto tiempo,
hablando con el silencio
de mi soledad.

Y otra vez
hoy he vuelto a encontrarte,
aunque nunca dejé de buscarte,
no quiero saber...

...lo que habrá sido de tu vida,
si ha cerrado ya la herida
que yo dejé en tu piel.

Han pasado tantos años,
nos hicimos tanto daño
y quiero comprender

la razón de tu llamada,
ese brillo en tu mirada
me hace estremecer

y vuelvo a soñar
con escribir un nuevo final
para los dos.

Quiero que sepas que yo
he cincelado mi alma
con los besos que no te di,
los "te quieros" que escondí,
que en mi corazón
nunca tuve paz ni calma
mientras estuve lejos de ti
y ahora estás aquí,
vuelvo a sonreír
al oír tu voz.


Si al mirar
en tus ojos negros encuentro
consuelo para mi tormento,
no quiero dejar...

...de tener
tu calor al abrazarte,
tu tacto al acariciarte,
tus labios de miel.

Ya no hay otra salida,
se ha acabado la partida
y no quiero perder.

Hemos vivido en un engaño
y ahora somos dos extraños
queriéndonos conocer.

Tu magia en la madrugada,
aquella risa apagada,
ya son cosas del ayer

y no puedo esperar
que nada vaya a cambiar
entre los dos.

Quiero que sepas que yo
he cincelado mi alma
con los besos que no te di,
los "te quieros" que escondí,
que en mi corazón
nunca tuve paz ni calma
mientras estuve lejos de ti
y ahora estás aquí,
vuelvo a sonreír
al oír tu voz.

Y ahora sabrás por fin
lo que nunca te quise decir,
hoy entenderás
el motivo de esta canción,
que como te quiero yo,
nadie te querrá.

Yo siempre estaré aquí,
siempre esperaré por ti,
siempre me tendrás
buscando una ocasión
para decirte que yo
siempre te voy a amar.

Alcaucín, 10 de Septiembre de 2012

sábado, 1 de marzo de 2014

Nocturna

Sombrío y tenebroso se volvió el camino
y tú, mi inspiración espectral,
mi musa sin saberlo,
danzabas sensualmente ante mí.

Contoneábase tu silueta en penumbras,
envuelta en la pálida luz que de tu piel emanaba,
al ritmo de una orquesta ausente,
prohibidos los acordes, malditas las letras.

Dejé que me embrujaras con tu hechizo,
con tu mística dulzura, con tu sonrisa inquieta
y helada quedó mi sangre al querer abrazarte,
fríos los huesos bajo mi piel reseca.

Abrí los ojos y no estabas conmigo,
desapareciste cuando el alba estaba cerca
y yo, loco de amor, perdí la cordura, perdí el sentido,
me volví etéreo y fui jinete sin cabeza.

Corrí detrás tuyo por páramos desolados y llanuras yermas,
rastreando las fúnebres huellas de los escarceos furtivos,
preguntándole al viento si te había visto pasar,
contándole a la luna la amargura de la pena silenciosa.

Te seguí cual viajero extraviado tras fuego fatuo,
navegante dejándose guiar por sirenas,
y, como no podía ser de otra forma, caí por el acantilado,
encallé mi barca contra las piedras.

Fuiste mi diosa del alba,
mi norte, mi faro, mi estrella,
ahora solo somos fantasmas,
espíritus condenados, almas en pena.

El camino siempre sigue hacia adelante,
como ya una vez dijo alguien, los caminos empiezan en la puerta
y, aunque pueda parecer que nos alejamos,
sé que llegará el momento en que se crucen las veredas.

Mira si somos distintos, mira si estamos separados,
que cuando yo me levanto, eres tú la que se acuesta.
Mira si somos iguales, mira si estamos compenetrados,
que tú sabes lo que sueño y yo sé lo que tú piensas.

Sueño con la oscuridad de la noche,
sueño con la sombra, sueño con la tiniebla,
porque así, en todo tu esplendor puedo verte,
puedo sentirte mía, puedo sentirte eterna.


Vélez - Málaga, 1 de Marzo de 2014

sábado, 22 de febrero de 2014

Me gustaría...

Dejé de fumar.
Ya no hay excusa para que me pidas candela.
Tampoco juego ya a los dardos
y el taco de billar lo tengo guardado en su maleta,
cogiendo polvo en una esquina.

Cambié los whiskys con Red Bull por los gintonics fresquitos,
la cerveza la tengo casi aborrecida,
ahora soy más de vino tinto,
de charla sosegada,
de conversaciones tranquilas,
ya no hago tanto el loco,
aunque, a veces,
todavía hago el lila.

Yo, que siempre buscaba métricas casi perfectas,
que hacía fácil prácticamente cualquier rima,
decidí pasármelo todo por el forro de los cojones,
cambiar a la libertad,
follarme a la poesía,
desvirgarla,
desposeerla de su inocencia,
quise hacerla mía.

Quise abrir mi pecho para que registraras,
que bonito queda, ¿verdad?
Pues creo que no es mío,
me suena a canción ya manida.

 Quise lanzar palomas al vuelo,
romper silencios a golpe de melodías,
empalagosas, eso si,
aburridas.

Quise buscarte cuando no sabía donde estabas,
te encontré por casualidad, pero seguiste escondida.
Tu voz me susurró algo a mi espalda,
tu mirada hizo temblar mis rodillas.

Quise volver a ser lo que eramos antes,
quise recuperar el tiempo, la vida.
Y no pudo ser,
porque yo si quise.
Y no pudo ser,
porque tú no querías.

Ahora hay puertas que se abren,
ventanas entornadas y rendijas.
Ahora he vuelto a buscarte.
Ahora quiero hablarte de lo que a mí me gustaría.

Me gustaría que las cosas fueran más fáciles,
dejar de jugar a gatos y a ratones.
Me gustaría saber enamorarte
y volver a pintar las tardes de colores.

Me gustaría darte de nuevo candela,
dejarme ganar a los dardos,
sacar el taco de  billar de la maleta
y, aunque fuera una última vez,
juntos volver a emborracharnos.

Me gustaría hacerte más rimas perfectas,
fáciles y con las sílabas medidas,
que fueras mi princesa,
que fueras mi poesía.

Me gustaría dejar de hablar de ti como tú,
dejar de hablar de mí como yo,
olvidar las singularidades,
me gustaría hablar de nosotros.

Me gustaría tenerte siempre conmigo,
despertar cada mañana viéndote sonreír,
y que aprendieras a entender
que a mí, me gustaría poder...

...en fin, eso,
lo que tú ya sabes.


Vélez - Málaga, 22 de Febrero de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tengo ganas de ti

He abrigado mis penas al calor de mis silencios
y he puesto a secar mis lágrimas en el tendedero de la distancia,
para que no goteen, para que se oreen lejos de tu indiferencia,
del frío que desprendes al pasar.

Me he cobijado en mi rinconcito en penumbras
repasando uno a uno los recuerdos que guardo en mi alacena,
los pequeños detallitos con los que sembraste mi alma yerma,
la nostalgia de los momentos que me regalaste.

Entre sombras te veo sonriendo a la luz de un cigarro,
mientras yo, pobre tonto enamorado,
me pierdo en el negro de tus pupilas,
en la magia de tu mirada al atardecer.

Me hechizaste cuando yo trataba de eludir corrientes,
cuando deambulaba perdido en la tempestad,
Teseo buscando salidas ocultas y puertas cerradas
y tú, loca Ariadna tirando de la madeja.

Pero lo siento, mi niña.
Se rompió el hilo.
No sé si fue culpa mía o tuya,
no sé si de los dos.

No conseguí encontrar el camino que debía conducirme a tu lado
y preferí quedarme a vivir dentro del laberinto.
Lo que hiciste tú, lo ignoro,
aunque imagino que no te quedarías aguardándome en la entrada.

Ahora ya no hay cigarro ni hechizo,
ni tampoco hilo ni madeja
y, sin embargo, volvemos a estar como al principio,
solo que esta vez soy yo quien te espera en la puerta.

Se hace tarde. No llegas.
Da igual, no te preocupes.
Estoy acostumbrado.
Ya seré yo quien vaya a verte otro día.

Y si, iré. Tú lo sabes bien.
Iré porque no te olvido.
Iré porque me sigues importando.
Iré porque como a ti te he querido,
nunca a nadie he amado.
Iré porque me da la gana.
Iré porque me has embrujado.
Iré pese a que no quieras que vaya.
Iré para verte sonreír.
Iré por la noche o iré por la mañana.
Iré para saber si eres feliz. 
Iré más temprano o más tarde. 
Iré porque tengo ganas de ti.

Ganas de verte, ganas de hablarte,
de tenerte, comerte, besarte, amarte,
ganas de quererte, ganas de acariciarte,
ganas de abrazarte, olerte, mirarte, ganas de darte
todo lo que nunca te di.
Y no me preguntes que cómo estoy,
porque simplemente, estoy sin ti.

Vélez - Málaga, 19 y 20 de Febrero de 2014