lunes, 9 de junio de 2014

Estado líquido (Materia I)

Maremoto.
Olas rompiendo en la boca del estómago,
provocando tsunamis que se elevan hasta la garganta.
Y en el epicentro estabas tú.

Has desatado la tormenta y la lluvia,
has agitado los océanos sin quererlo,
y ahora ya no habrá calma,
no habrá donde guarecerse.

¿Casualidad?
No sé, tal vez.
Cruce de miradas furtivas,
cómplices entre el murmullo mundanal,
silencio armónico rompiendo el ruido perturbador,
abriendo brecha en la amalgama de ecos depravados que nos envuelve.

¿Deja vú?
Es posible.
Creo que esto ya lo viví una vez,
pero no salió como yo esperaba,
porque tengo la manía tonta de esperar siempre demasiado,
de levantar castillos de naipes en equilibrio sobre la punta cruel de un alfiler.

No te conozco
y ya sé cómo eres.
No eres como las demás.
Simplemente, eres tú.
Y te estaba esperando,
aunque has tardado más de lo previsto.

Ahora quiero desnudar caricias sobre el frío mármol blanco,
de entre las hojas secas rescatar la flor que aun pueda renacer,
tejer capullos y experimentar la metamorfosis,
evolucionar,
avanzar en la dirección que marquen tus pasos.

Quiero descifrar el secreto de tu sonrisa misteriosa
y, entre tinieblas, susurrar versos prohibidos a tu oído,
pervertirte,
arrastrarte hasta mi rincón sombrío
y que ni la luna ni el alba nos molesten.

Quiero convertirme en agua,
ser la gota y la corriente
y, en estado líquido,
en el mar de tus pupilas,
diluirme en ti.


Vélez - Málaga, 9 de Junio de 2014