sábado, 1 de marzo de 2014

Nocturna

Sombrío y tenebroso se volvió el camino
y tú, mi inspiración espectral,
mi musa sin saberlo,
danzabas sensualmente ante mí.

Contoneábase tu silueta en penumbras,
envuelta en la pálida luz que de tu piel emanaba,
al ritmo de una orquesta ausente,
prohibidos los acordes, malditas las letras.

Dejé que me embrujaras con tu hechizo,
con tu mística dulzura, con tu sonrisa inquieta
y helada quedó mi sangre al querer abrazarte,
fríos los huesos bajo mi piel reseca.

Abrí los ojos y no estabas conmigo,
desapareciste cuando el alba estaba cerca
y yo, loco de amor, perdí la cordura, perdí el sentido,
me volví etéreo y fui jinete sin cabeza.

Corrí detrás tuyo por páramos desolados y llanuras yermas,
rastreando las fúnebres huellas de los escarceos furtivos,
preguntándole al viento si te había visto pasar,
contándole a la luna la amargura de la pena silenciosa.

Te seguí cual viajero extraviado tras fuego fatuo,
navegante dejándose guiar por sirenas,
y, como no podía ser de otra forma, caí por el acantilado,
encallé mi barca contra las piedras.

Fuiste mi diosa del alba,
mi norte, mi faro, mi estrella,
ahora solo somos fantasmas,
espíritus condenados, almas en pena.

El camino siempre sigue hacia adelante,
como ya una vez dijo alguien, los caminos empiezan en la puerta
y, aunque pueda parecer que nos alejamos,
sé que llegará el momento en que se crucen las veredas.

Mira si somos distintos, mira si estamos separados,
que cuando yo me levanto, eres tú la que se acuesta.
Mira si somos iguales, mira si estamos compenetrados,
que tú sabes lo que sueño y yo sé lo que tú piensas.

Sueño con la oscuridad de la noche,
sueño con la sombra, sueño con la tiniebla,
porque así, en todo tu esplendor puedo verte,
puedo sentirte mía, puedo sentirte eterna.


Vélez - Málaga, 1 de Marzo de 2014