lunes, 17 de agosto de 2015

Duermevela

Cuéntame la historia de nuestras huellas silenciosas,
el antiguo legado de los pasos que lentamente nos han traído aquí.
Háblame de sueños, de luchas y libertades,
revélame el misterio que se oculta tras tu secreto de marfil.

Quiero de tu mano descubrir senderos prohibidos,
desorientarme en el laberinto de tus palabras,
naufragar en la cadencia de tus sílabas
y que, irónicamente,
sea tu voz mi brújula y mi mapa,
mi compás, mi estrella del alba,
mi rosa de los vientos,
mi paz, la calma.

No me pidas que enfríe situaciones,
o que no caliente momentos,
que yo vivo de instantes, de alientos,
y mientras tú analizas las contras,
seguiré coleccionando carpe diems
y guardando desengaños en mi mochila rota.

Tal vez no sea lo que crees que soy,
quizás yo a ti tampoco te conozca.
Puede que de idolatrías y lealtades
se cieguen ojos que no ven
que sólo somos pequeñas personas,
indefensas, simples, mortales.

No siempre lo correcto es lo idóneo,
no siempre pararse a pensar es la mejor idea.
Búscame cuando la noche se rompa,
cuando la magia aparezca, cuando la veas.
Piérdete conmigo en las arrugas de tu cama,
aunque conveniente no sea.
Y recuerda que lo que lees te lo estoy susurrando,
a media luz, en tu duermevela,
pese a saber que cuando despiertes,
posiblemente, no lo entiendas.

Alcaucín / Vélez-Málaga, 18 de Agosto de 2015