Yo he mordido el polvo recordando
viajes que viví dentro de un libro,
saberes que aprendí hace ya años,
aromas de lugares que no he visto.
Recuerdo al cosaco en su montura,
la capital de Burkina Fasso,
recuerdo el páramo gris y la llanura,
al indio, al negro y al bosquimano.
Recuerdo el djembe y la darbuka,
gritos de guerrero y timbales,
recuerdo al indígena en la espesura,
cantos étnicos y danzas tribales.
Desde los fiordos noruegos
hasta la tundra y la taiga,
por desiertos y glaciares,
bajando valles, escalando montañas.
Por las arenas del Kalahari
y en las cumbres del Himalaya,
oteando el horizonte
en busca de un mar en calma.
Vestigios de
una mitología olvidada,
háblame de Walt Whitman
o de Dersú Uzala.
Que se haga la luz,
abre esa ventana,
dejad que pase el progreso
y mírame a la cara,
no hace tanto tiempo
te vi llegar andando
con tus mocasines de ante,
te recuerdo en un trozo de cuarzo blanco.
Para M.A. Álvarez.
¿Qué hay de nuevo, viejo?
Alcaucín, 11 y 12 de Julio de 2012